QUIEN TIENE FE DA LA CARA POR JESUCRISTO
En este domingo la Palabra de Dios se centra en la virtud de la fe.
En la Primera lectura (1) el Profeta Habacuc se lamenta ante el Señor del triunfo del mal.
El Señor le responde con una visión, diciéndole que quien no tenga un alma recta fracasará, «pero el justo vivirá por la fe».
Vivir de fe es tener una confianza tan grande en Dios, que nos lleve a vivir habitualmente con optimismo y paciencia.
En la Segunda lectura (2), San Pablo le dice a Timoteo que no tenga «miedo de dar la cara por nuestro Señor».
Por eso Santo Tomás comenta que la gracia de Dios «no luce cuando la cubre la ceniza»; y así ocurre cuando nos avergüenza hacer el bien (3).
Dice esto Santo Tomás porque la fe, cuanto hay un ambiente adverso, o se enciende más o se entibia: el soplo de las dificultades a veces aumenta el amor, otras veces cubre el alma de cenizas.
Existe una fe muerta, que no salva: es la fe sin obras (4).
Existe también una «fe dormida», que es una fe floja, tibia, que mueve poco.
Nosotros necesitamos una fe firme, que supere los todos nuestros miedos.
El Evangelio de la Misa nos presenta a los Apóstoles que, conscientes de su fe escasa, le piden a Jesús: «Auméntanos la fe» (5).
Y el Señor lo hizo, les aumentó la fe, y todos terminarían no sólo dando la cara, sino la vida por su Maestro.
(1) Hab 1, 2-3; 2, 2-4.- (2) 2 Tim 1, 6-8; 13-14.- (3) SANTO TOMAS, Comentario a la Segunda Carta a los Corintios, 1, 6.- (4) Cfr. Sant 2, 17.- (5) Lc 17, 5.-
En este domingo la Palabra de Dios se centra en la virtud de la fe.
En la Primera lectura (1) el Profeta Habacuc se lamenta ante el Señor del triunfo del mal.
El Señor le responde con una visión, diciéndole que quien no tenga un alma recta fracasará, «pero el justo vivirá por la fe».
Vivir de fe es tener una confianza tan grande en Dios, que nos lleve a vivir habitualmente con optimismo y paciencia.
En la Segunda lectura (2), San Pablo le dice a Timoteo que no tenga «miedo de dar la cara por nuestro Señor».
Por eso Santo Tomás comenta que la gracia de Dios «no luce cuando la cubre la ceniza»; y así ocurre cuando nos avergüenza hacer el bien (3).
Dice esto Santo Tomás porque la fe, cuanto hay un ambiente adverso, o se enciende más o se entibia: el soplo de las dificultades a veces aumenta el amor, otras veces cubre el alma de cenizas.
Existe una fe muerta, que no salva: es la fe sin obras (4).
Existe también una «fe dormida», que es una fe floja, tibia, que mueve poco.
Nosotros necesitamos una fe firme, que supere los todos nuestros miedos.
El Evangelio de la Misa nos presenta a los Apóstoles que, conscientes de su fe escasa, le piden a Jesús: «Auméntanos la fe» (5).
Y el Señor lo hizo, les aumentó la fe, y todos terminarían no sólo dando la cara, sino la vida por su Maestro.
(1) Hab 1, 2-3; 2, 2-4.- (2) 2 Tim 1, 6-8; 13-14.- (3) SANTO TOMAS, Comentario a la Segunda Carta a los Corintios, 1, 6.- (4) Cfr. Sant 2, 17.- (5) Lc 17, 5.-
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