viernes, 1 de octubre de 2021

LA POLIGAMIA


En el Evangelio, el Señor habla de que el matrimonio es de un hombre y una mujer.

Y, además de uno con una, es para toda la vida. Porque lo que Dios une el hombre no puede separarlo.

Un católico puede pensar que es normal tener 4 ó 5 mujeres a la vez.

En occidente, esto nos parece extraño, pero aquí también hay bastantes católicos que viven la poligamia desde su juventud.

Un sacerdote africano, me comentó una vez que estaba sorprendido de la poligamia española.

Efectivamente, también los sacerdotes de aquí nos damos cuenta de que hay bastante poligamia. Sobre todo entre la gente de menos de 30 de años.

Es normal que antes de haber hecho el contrato matrimonial, los hombres de occidente hayan tenido varias mujeres.

No es una poligamia simultánea, sino sucesiva. No es a la vez, sino sucesiva en el tiempo. Esa la diferencia entre la poligamia africana y la poligamia española.

Sucede con bastante frecuencia, entre la gente joven, que conoce a un chico o a una chica, se declaran y a partir de ese momento ya viven como marido y mujer.

Tienen detalles de afecto que yo no he visto que tuvieran mis padres delante de mí, porque los reservaban para el matrimonio.

Hoy suele ser normal que un chico de 17 años y una chica de 16 vivan como si estuvieran casados, aunque se vean solo los fines de semana.

Con el aliciente de que no tienes gastos de comunidad, colegios, ni de agua ni de electricidad.

Y así pueden vivir, con varias o con varios sucesivamente, hasta que ya hacen el contrato matrimonial que, como es lógico, no tiene por qué durar para siempre.

Los curas cuando hablamos con una chica o chico, que llevan año y medio saliendo, estamos tentados de preguntar: Bueno, ¿qué tal tu marido?

Por eso ya no se habla ni de novio, ni de marido y mujer, sino de relación de pareja, un término que engloba todo, porque en realidad todo es lo mismo.

Hoy en día la pareja ha dejado de ser sólo una institución benemérita, también porque hay guardias civiles que están casados.

En el Concilio Vaticano II, algunos obispos europeos pidieron que el celibato fuera opcional para que se pudieran casar los sacerdotes que quisieran.

Ante esto, los obispos africanos se opusieron en masa porque allí el celibato se ve como un milagro.

Y así es, el celibato, seas sacerdote o soltera hay que pedirlo porque es un don de Dios.

Os aconsejo pedírselo a la Virgen cada noche rezando tres Avemarías.

viernes, 24 de septiembre de 2021

HARAMBE

 


EL CIELO EN LA TIERRA

El marxismo intentó hacer un cielo en la tierra y no lo consiguió. Para eso construyeron muros, que aislaban los «paraíso comunistas» del resto del mundo.

Los cristianos conseguiríamos que el cielo se hiciera presente en la tierra si viviéramos –todos a una– como nuestro Señor.

Por eso decía Juan Pablo II: construyamos puentes, no muros de separación.

TODOS A UNA

Porque la tendencia a ser exclusivistas, a separarnos, a ir por libre, está muy generalizada.

Inconscientemente, algunos piensan que el bien no es bien si lo hace otro. Y el mal no es tan malo si lo hago yo.
–¡Cómo va a ser pecado esto si lo he hecho yo!

MIRAR O AYUDAR

En esta tierra todo lo que hacemos influye en los demás.

Y lo que más desune, a veces, son los pensamientos y las críticas. Hay quienes van a un sitio y siempre ven lo negativo: las manchas.

Pero Jesús no vino a juzgar sino a ayudar. Y así también los cristianos.

Hay otra forma de vivir que es pasiva: mirar, solo mirar, e ir a lo nuestro.

SI NO ES MI ENEMIGO ES MI AMIGO.

Es curioso, pero la gente suele pensar que quien no es amigo es enemigo. Para el Señor es al revés: si no es mi enemigo, es mi amigo.

El Evangelio habla de un apóstol que se molestó porque uno, que no era discípulo de Jesús, hacía milagros (cfr. Evangelio de la Misa).

Eso también pasó siglos antes, cuando hubo quien se enfadó porque varias personas que no estaban con Moisés recibían dones especiales de Dios.

Y Moisés, con sentido común, se alegró de que alguien recibiera esas gracias del cielo. Por eso dijo: Ojalá todo el mundo profetizara. No había que desconcertarse porque otros hicieran el bien (cfr. Primera Lectura de la Misa).

SUPERGLÚ

La doctrina del cristiano es querer a todos. Por eso Jesús, en un momento importante, pidió que todos fueran uno.

El amor es lo que une de verdad a las personas. Lo demás, el interés o la pura amabilidad, pasan. La caridad cristiana es el mejor pegamento para estar unidos con los que nos entienden y con los que no.

TODOS A UNA

Si queremos hacer el cielo en la tierra, hemos de vivir la caridad que es lo que une.

En Kenia hay una palabra que expresa justamente esto, significa Todos a una. En suagili es Harambe. En castellano diríamos Fuenteovejuna.

viernes, 17 de septiembre de 2021

ACONCAGUA

DE ALTO RIESGO

Tengo un amigo alpinista que entre otras cosas ha escalado varios seis miles. Normalmente esto no se puede hacer en la vida diaria, en la que se sube sólo en ascensores.

Pero el que quiera ser cristiano de verdad también tendrá una existencia emocionante. Quizá se le acusará de llevar «una vida distinta a los demás», y para algunos resultará un personaje «incómodo» (Primera lectura: Sb 2,17-20).

EL ARNÉS DE DIOS

La vida cristiana es una aventura en la que vamos siempre asegurados por Dios. Dice el Salmo que «el Señor sostiene mi vida» (cfr. 53: responsorial de la Misa). Si vamos sujetos a Él no tenemos que preocuparnos.

EN LA ALTA MONTAÑA

En la alta montaña es muy peligroso funcionar por libre: no es del espíritu montañero ir cada uno a su bola, eso es para el tenis.

El Señor nos pide que nuestra actitud no sea la del que quiere hacer su voluntad a toda costa, sino la del que sirve a los demás, haciendo el querer del otro más que el nuestro (cfr. Evangelio de la Misa: Mc 9, 30-37).

PELEAS POR EL MANDO

Suele pasar en algunas excursiones de medio pelo, que la gente se suele enfadar porque algunos quieren que los demás sigan su plan.

Pero Jesús enseña a sus discípulos que quien quiera ser grande ha de adaptarse a los otros. En la vida diaria esto es heroico: es como una pequeña esclavitud.

ADAPTARSE A OTROS

Uno de los Apóstoles, Santiago, nos habla de cómo tiene que ser el corazón del cristiano: sin la codicia del que busca sus intereses por encima de todo (cfr. 3,16-4,3).

Para los que no siguen a Jesucristo cualquier medio es válido con tal de hacer lo que uno quiere, porque se consideran unos expertos.

Los cristianos, sin embargo, debemos considerarnos siempre principiantes, como niños.

SIEMPRE INEXPERTOS

Algunos toman esta actitud cristiana de considerar superiores a los demás como una debilidad o como una rareza.

Piensan que lo emocionante es mandar, gobernar, imponer, pero lo verdaderamente apasionante es querer a los demás.

Porque al final nuestro Aconcagua consiste en escalar la montaña que subió el Señor al dar la vida por los demás.

sábado, 10 de julio de 2021

PESCADORES

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Dios nos ha elegido antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos (cfr Efesios1, 3-10: segunda lectura).

Esto significa que también hemos recibido la misión de ser apóstoles. Igual que los antiguos profetas (cfr. primera lectura: Amós, 7, 12-15)


Los cristianos, lo mismo que los apóstoles hemos recibido una Llamada universal al apostado (cfr. Marcos 6, 7-13).


Jesús durante tres años fue formando a aquellos Doce, que a la vez eran amigos suyos, aunque no todos perseveraron. 


El Señor no abandonó a ninguno, y siempre trató a sus Apóstoles con confianza, aún sabiendo que, en concreto uno le estaba traicionando.


Es cierto que la mayoría no fueron fieles en el momento duro de la Cruz. Porque todavía no estaban preparados. Incluso Simón, el que iba a gobernar la Iglesia. Pero pasado el tiempo estos amigos de Jesús dieron la vida por Él. 


El Señor quiere que nosotros también demos la vida por los demás con nuestro ejemplo y nuestra palabra.


Santa Teresa, con mucha simpatía dice que, le daba más devoción, y ternura, los que convirtieron almas  más que  los martirios: Pareciéndome que precia [Dios] más un alma que por nuestro ingenio y oración le ganásemos…, que todos los servicios que le podemos hacer. 


viernes, 2 de julio de 2021

PROFETA EN SU PUEBLO

El ser humano se acostumbra a todo: tanto al bien como al mal.

La gente de Nazaret se acostumbró a la presencia de Jesús. Esto es lo que pasa a la gente vulgar que no es capaz de darse cuenta cuando tiene a una persona extraordinaria (cfr. Evangelio de la Misa: Mc 6,1-6).

También a nosotros nos puede ocurrir que valoremos más a la gente con la que no hemos vivido. “Nadie es grande para su mayordomo” dice el refrán.

Jesús se queja de la falta de fe, que hace que no se descubra el paso del Señor por nuestra vida.

De todas formas siempre se nos dan oportunidades. Incluso la gente de Nazaret se dio cuenta de Jesús que hacía milagros, y de que hablaba con sabiduría, pero no lo valoraban, porque había vivido con él.

El Señor le dijo al profeta Ezequiel: Te hagan caso o no te hagan caso “sabrán que hubo un profeta en medio de ellos” (cfr. Primera lectura de la Misa: Ez 2,2-5).

Efectivamente de alguna forma nos damos cuenta de que algo pasa, pero sin fe resulta todo confuso, como les ocurrió a los de Nazaret, que se escandalizaban.

Hace falta tener los ojos puestos en el Señor (cfr. Salmo responsorial: 122) para valorar a las personas y a los sucesos de nuestra vida. Y esto se consigue en la oración mental. El verano es un buen momento para ejercitarse: mirar a Dios y sentirse mirado por él.

viernes, 25 de junio de 2021

PERDER PARA GANAR

 Hay quienes le achacan a Dios todo el mal que sucede, como si el Señor fuera el causante.

Es como echarle las culpas a un Padre de las travesuras que hace su hijo, cuando ya es mayor de edad.

Dios no hizo la muerte ni se goza destruyendo a los vivientes” (Primera lectura de la Misa: Sabiduría 1,13).

La cuestión es que en la actualidad Dios está puesto como en sospecha. Poca gente se fía de Él completamente.

Sin embargo los cristianos tenemos experiencia de lo bueno que es Dios, y que la peor ofensa es considerarle responsable de las desgracias que ocurren.

Es al revés: del mal que nosotros hacemos o que nos hacen, Él saca bienes. Nos libra de los peligros principales, aunque tenga que perder provisionalmente alguna batalla.

Señor sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa” (Salmo Responsorial: 29).

La táctica del Señor en esta tierra muchas veces es “perder para ganar”.

La libertad del hombre le hace perder alguna batalla pero todo resulta bien para los que le aman.

El Señor tiene mucho poder, tanto como Amor. Por eso dice la Iglesia:

nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte y sacó a la luz la vida” (Aleluya de la Misa).

Es bueno que le pidamos todo. Las cosas espirituales y las cosas materiales. Como Jairo, que le dijo:
Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva” (Evangelio de la Misa: Mc 5, 21-43).

Pero Dios tiene la última palabra, no porque no quiera escucharnos sino porque sabe lo que sucede si nos toca la lotería.

Por eso hay que fiarse del Amor que Dios nos tiene.

viernes, 18 de junio de 2021

SENTIDO DEL SACRIFICIO


Los sentimientos del hombre son tan fluctuantes, como las mareas del mar. No podemos extrañarnos que haya en nuestra vida momentos de alta mar y otros de baja mar, tormentas y bonanza.

Ante las situaciones difíciles se puede reaccionar de distintas maneras: dramatizar, tomándose las cosas a la tremenda; o por el contrario, fiarse de Dios, que saca bien del mal.

SUFRIR CON CABEZA

Si te paras a pensarlo un poco. ¿Qué sentido tiene el tatuaje, perder kilos o echar horas a quemarse bajo el sol? Ninguno. Pero como dice un refrán: para presumir hay que sufrir.

Ir de compras y comprar barato debe ser una cosa muy costosa.

Hay personas que se sacrifican por vanidad:
-Me han mirado.
-¿Y qué? No se van a casar todos contigo, ni te van a echar monedas.

En esta vida todos se sacrifican. Pues, vamos a hacerlo por cosas que merecen la pena. Vamos a sacrificarnos por amor a Dios y por amor a los demás.

LA TEMPESTAD

En la vida de nuestro Señor no faltaron las dificultades. El Evangelio de hoy nos cuenta que mientras cruzaba con sus discípulos a la otra orilla del lago, “se levantó un huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua” (Mc 4, 35-40: Evangelio de la Misa).

Así fue la vida de nuestro Señor: en algunos momentos parecía que todo se hundía.

Esto me traía a la memoria lo que me contó un marino amigo. En una de las veces que dio la vuelta al mundo en el Juan Sebastián El Cano:

-Las olas, decía, eran de 14 metros. Fue la vez que peor lo he pasado y que más he rezado. Nadie podía dormir ni comer. Caminábamos por las paredes del barco. Ha sido la peor pesadilla de mi vida. Pero, gracias a Dios, después de dos días que parecían que no terminarían nunca, vimos la luz del sol.

Así fue la vida de nuestro Señor, aunque más que una tempestad en el mar fue que el Señor murió en la Cruz, pero resucitó (cfr. Segunda Lectura de la Misa: 2 Cor 5, 14-17). 

Los apóstoles estaban muy desconcertados, no entendían nada: “¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!” (Mc 4, 35-40: Evangelio de la Misa)

EL SEÑOR BENDICE CON LA CRUZ

Lo mismo le pasó a Job, que es figura de Cristo. Le pasó de todo. No sólo perdió a sus 7 hijos y a sus 3 hijas. También se quedó sin los 500 bueyes, las 7000 ovejas y los 3000 camellos que tenía. Se quedó sin nada.

Y cuando creyó que ya no podía sufrir más, vio con dolor que sus amigos le echaban en cara que no era una buena persona:

-si te pasa esto, le dicen, es porque Dios no está contigo.

El pobre Job estaba muy acosado, estaba como en una tormenta. Así se lo explica Dios. Le dice: -lo que te sucede no es culpa tuya, no te preocupes. Lo que pasa es que estás metido en una tormenta. (cfr. Primera Lectura: Job 38, 1. 8-11).

En la vida hay momentos de bonanzas y de tempestades. Hay que estar preparados. El que sale a la mar ya sabe lo que hay, sabe perfectamente lo que se puede encontrar.

Debemos prepararnos y construir nuestra casa sobre roca, sobre Cristo. Así, los sentimientos no son los que arrastran. Es la voluntad, la decisión, la que debe mantenerse firme y tirar de los sentimientos.

LA SOLUCIÓN ES EL AMOR

Pero no se trata de crecer en capacidad de sufrimiento, sino de crecer en capacidad de Amor. La persona que está enamorada de Cristo no tiene miedo al sufrimiento. A las madres no les importa soportar todo tipo de dificultades por amor a sus hijos.

El Señor es siempre la solución de nuestra vida. Así lo asegura el salmo: “gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación. Apaciguó la tormenta en suave brisa, y enmudecieron las olas del mar.” (Sal 106, responsorial).

Una persona piadosa sale de todo, aunque sea poco fuerte, aunque se vea muy débil. Si es piadosa sale siempre adelante. Los que no se rompen es porque su amor a Dios es mayor que lo que tenían que padecer.

Jesús quiso que su Madre estuviera junto a Él en la cruz. Ella ante tanto sufrimiento, se fio de Dios.

viernes, 4 de junio de 2021

EL CUERPO Y LA SANGRE DEL SEÑOR


La fiesta del Corpus Christi la quiso Dios directamente para hacernos valorar la Eucaristía.


El libro del Éxodo nos habla de que Dios hizo un sacrificio de holocausto y tomó la sangre, diciendo: «Esta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros» (Primera lectura: Ex 24, 3-8).

Esta sangre es símbolo de otra que celebramos en la fiesta del Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo, que se nos ha dado como alimento. El Señor dijo en la Última Cena «Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos» (Evangelio: Mc 14, 12-16.22-26). Anteriormente había dicho que debíamos beber su sangre para alimentarnos de Él. En el misterio de la Sangre y Cuerpo de Cristo está Jesús.

EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO

Dice la Escritura que el hombre no sólo vive del pan natural, sino de otro tipo que es el pan sobrenatural.

A este alimento del Cielo es al que llamamos Corpus Christi: el Cuerpo de nuestro Señor que se nos da como «verdadera comida» y su sangre que se nos da como verdadera bebida (cfr. Jn 6, 55).

Dice San Pablo que el que come su carne y bebe su sangre vivirá una vida distinta y eterna: la vida de Cristo: «El que come de este pan, vivirá para siempre» (Aleluya). «El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él –dice el Señor» (Antífona de Comunión)

EL PAN DEL CAMINO

Este alimento nos lo deja el Señor para tener fuerza y superar las dificultades: los desánimos, el cansancio. En definitiva, nos lo da para llevar una mejor calidad de vida sobrenatural.

Nos deja un pan de esta vida que nos lleva a la otra. No sólo eso, sino que quería estar con nosotros hasta el fin de los tiempos.

BEBER SU SANGRE

Dios quería ser nuestro. Y para eso, se hace alimento, algo que se come y bebe y que llega a formar parte íntima de cada uno; se hace uno con nosotros.

Jesús quiso que el verbo comer apareciera en el Evangelio. Y lo hizo porque explica muy bien la unión que quiere tener con nosotros. No hay mayor unión que ésta.

Si lo pensamos, es impresionante. No hay varios Jesucristos, sino solamente uno: el que está en el Cielo es el mismo cuya carne comemos y cuya sangre bebemos. Sabiendo que siempre nos aprovecha, aunque a veces nos distraigamos.

Este Cuerpo y esta Sangre se formaron en la Virgen María. De alguna manera misteriosa Ella también está presente en la Eucaristía.

viernes, 28 de mayo de 2021

SANTÍSIMA TRINIDAD


Bendito sea Dios Padre, y su Hijo unigénito, y el Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia de nosotros (Antífona de entrada).


Así hemos comenzado la Misa: alabando a Dios, que se abaja a querernos como somos, no como Él quiere que seamos. Tiene misericordia de nosotros, asume nuestra miseria, no sólo las cosas buenas que Él nos ha regalado.

LA ALEGRÍA DEL ENAMORADO

Ante el amor lo que te sale es cantar. Es como lo que le sucede a la gente que se enamora: cuando se ven correspondidos explotan de alegría.

Pues, nosotros, al ver el Amor tan grande de Dios, nos volvemos litúrgicos y repetimos lo que han dicho tantos santos durante siglos: A ti gloria y alabanza por los siglos.

Nos sale solo decir con el Aleluya de la Misa: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Y con el salmo: Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

EL AMOR DE DIOS

San Juan nos dice en el Evangelio: tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna (Jn 3, 16-18).

¿Cómo nos podemos imaginar el amor que Dios nos tiene? ¿Cómo podríamos entenderlo?

El amor es tan fuerte que constituye una Persona: Dios Espíritu Santo. El amor entre un hombre y una mujer es tan fuerte que engendran vida.

También el amor de un padre y una madre representa el amor de Dios. Quizá el amor de madre es el amor más fuerte que se da en esta tierra. Puede ser el más parecido al que Dios nos tiene: porque Dios es Padre y Madre a la vez.

El Señor, como buen Padre, está con nosotros todos los días, no nos deja (cfr. Mt 28,16-20: Evangelio de la Misa).

Por eso entendemos que san Pablo diga que podemos llamar a Dios como llaman los niños judíos a sus padres: ¡Abba! (Padre) (Rm 8,14-17: Segunda lectura).

LA VIDA INTERIOR DE DIOS

La Iglesia nos lleva de la mano para que nos sorprendamos ante este admirable misterio. Tres personas en la más estrecha unidad. Tres personas que se relacionan en una comunión de Amor.

Una Trinidad de Personas que dan y reciben perfectamente durante toda la eternidad. Se quieren para siempre y mucho. Así es la vida interior de Dios.

Qué bien se entienden las palabras de Benedicto XVI cuando dice: Dios no es soledad infinita sino comunión de luz y amor.

Ante un Dios así caemos de rodillas y, la Iglesia, nos recomienda que repitamos una y otra vez: Tibi laus, Tibi gloria, Tibi gratiarum actio in saécula sempiterna. O Beata Trínitas!

Dios se realiza entregándose. A nosotros nos pasa lo mismo. Uno se realiza plenamente cuando se entrega, no cuando se afirma a sí mismo. Esa es la Trinidad, y esa es la vida nuestra.

viernes, 21 de mayo de 2021

PENTECOSTÉS


El día de Pentecostés también se reunieron miles de personas en Jerusalén para celebrar la fiesta de la cosecha, que se tenía cincuenta días después de la Pascua.


Casi todos eran judíos nacidos y educados en países extranjeros; por eso hablaban lenguas distintas.

En ese día los discípulos del Señor estaban reunidos en un mismo lugar, unidos por el miedo, que es lo más penoso que puede unir. Y, de repente, llegó el Amor de Dios (cfr. Hch 2, 1-11: Primera lectura de la Misa).

«Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar» (Hch 2,4). Se llenaron del Espíritu Santo, que produce en el alma los efectos del vino y empezaron a hablar.

De esta manera pasaron aquellos primeros cristianos del miedo y de la tristeza a la ilusión, a la ilusión de la juventud, y así nació la Iglesia (cfr. Prefacio de la Misa de Pentecostés).

LOCUACES

Precisamente uno de los efectos del alcohol es transformar la realidad y hacerte más expansivo. Pues el Amor de Dios, el Espíritu Santo, es como el vino que enardece, ilusiona y nos hace hablar con el lenguaje que la gente entiende, el lenguaje del corazón.

UNA LENGUA ÚNICA

Todos recordamos cómo la civilización antigua levantó una torre que acabó separando a los hombres de Dios, y a los hombres entre sí, porque no hablaban el mismo lenguaje. Eso fue Babel, el orgullo que condujo a la separación.

Es lo contrario de Pentecostés. Porque el Amor de Dios no tiene barreras. Nos lleva a hablar en el lenguaje que todo el mundo entiende: el lenguaje del afecto, del amor.

Pero el lenguaje es un vehículo; lo importante es el contenido. El mensaje que nosotros tenemos que transmitir es que tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su Hijo. Ésta es la maravilla de Dios (cfr. Hch 2, 11).

María está llena del Espíritu Santo. Ella nos lleva al Señor casi sin darnos cuenta. Con Ella el amor a Dios entra solo, como el buen vino, y va directo al corazón.

viernes, 14 de mayo de 2021

EL OSCAR

 EL SEÑOR se encarnó para poder sufrir por nosotros. Porque Dios no podía sufrir, a menos que se hiciese hombre.




El día de la Ascensión (cfr. Hch 1, 1-11: Primera Lectura de la Misa) llegó Jesús a la Gloria y recibió todo el agradecimiento desbordante, que hasta entonces había estado conteniendo el Cielo.

EL PREMIO

El día que Jesús entró en el Cielo fue como una explosión de alegría. Como cuando llega la primavera, que parece que la naturaleza, de repente, despierta de golpe.

Se abren las flores y se llena el ambiente de aromas. Incluso la gente parece que tiene una alegría que no puede contener y hablan más. Están contentos casi sin esfuerzo.

La primera Navidad fue un día bonito para los hombres, pero Jesús tuvo que pasar frío.

Hoy el Señor también disfruta del momento. Es su día. El día de su Gloria. Dios Padre, que se deshace en cariño y ternura, por la obediencia y la humildad de su Hijo hecho hombre.

Y los Santos que estaban allí con una emoción impresionante: sobrecogidos por un Amor tan fuerte.

EL MEJOR TRABAJO

Un Amor más grande que el dolor y la muerte. El Señor ha transformado esos dos productos del infierno.

Dios, como hace siempre, del mal saca bien, y de un río de maldad saca un océano de cariño.

¡Qué alegría más grande tener un Dios tan bueno! Dice el salmo que el Señor «asciende entre aclamaciones». Dan ganas de estar allí para aplaudir con fuerza (cfr. Sal 46, 2), en agradecimiento por todo lo que ha hecho Jesús por cada uno.

A LA ESPERA DE NUESTRO AÑO

Nosotros también somos hombres. Dentro de unos años llegará el momento de recibir el resultado del jurado por nuestra actuación en este escenario de la tierra.

Lo que más se valorará entonces será el cariño con que hayamos interpretado todo, y si hemos sido capaces de trasformar el mal en bien. Esta es la verdadera ciencia del artista.

El Señor recibió el día de la Ascensión el Óscar al mejor hombre que ha existido. Allí está desde entonces a la derecha de Dios Padre (cfr. Ef 1, 17-23: Segunda Lectura de la Misa). Y nos ha dejado aquí para continuar con su misión (cfr. Mc 16, 15-20: Evangelio de la Misa), que consiste en llevar el secreto de la felicidad a todas las gentes del mundo.

La que más se alegró de la Ascensión fue María. Por fin Jesús gozaba de toda su Gloria. Ella disfrutaría de un recibimiento parecido el día que subió al Cielo. Es la mejor entre todas las mujeres. Supo cumplir su misión. No era para menos, «la Astilla proviene de tal Palo».

viernes, 7 de mayo de 2021

EL REGALO DE DIOS


Dios ha querido darnos no sólo cosas suyas sino que nos ha dado su propia vida divina (cfr. Evangelio de la Misa de hoy: Jn 15,9–17). Hacernos dioses, para eso murió Jesús en la Cruz, para que recibiésemos ese regalo.

EL REGALADOR

Por eso después de la Resurrección los Apóstoles vieron cosas admirables, como la que sucedió en casa de un señor llamado Cornelio.

Esto es lo que cuenta el libro de los Hechos (Primera lectura de la Misa de hoy: cfr. 10, 25–48).

Se trataba del mayor regalo que pudo hacerse nunca. Y ya se sabe que todos los regalos proceden del Amor.

Por eso fue el Espíritu Santo quien lo realizó, porque es el Amor de Dios.

EL AMOR HECHO PERSONA

El Amor es lo que nos endiosa, porque nos hace parecernos al mismo Dios (cfr. Segunda lectura de la Misa: 1Jn 4,7–10). Y el egoísmo es lo que nos lleva al aislamiento.

EL NEGATIVO DEL POSITIVO

El aislamiento y el egoísmo nos lleva a separarnos de Dios y de los demás. Por eso es muy negativo. Es el negativo de Dios.

Ya se sabe que lo negativo no suma, e incluso resta: esto es lo que sucede cuando nos separamos del Amor de Dios, que nos volvemos fríos, distantes, inflados de nada.

Y no somos felices, porque nosotros no hemos nacido para vivir encerrados en nuestro yo, sino para relacionarnos con los demás, y regalarle lo mejor que tenemos.

domingo, 2 de mayo de 2021

LA CHAMPIONS

 En la actualidad algunos equipos de futbol se juegan su permanencia en Primera División.

No es lo mismo estar jugando con los grandes equipos que bajar al purgatorio de la Segunda.

EN PRIMERA

En el Evangelio (de la Misa de hoy) el Señor nos habla de la permanencia en Primera. Dice Jesús: «permaneced en mí». Jn, 15,4).

Para los cristianos jugar en Primera División es permanecer en Jesucristo.

NO SÓLO EN BBC

Y se permanece en Jesucristo cuando se le tiene presente durante el día. No basta con tenerle presente en los momentos estelares de nuestra vida: Bautismos, Bodas y Comuniones. BBC

TRATO

Si queremos permanecer en el Señor, y no solo ser conocido de BBC hemos de tratarle a menudo. Los santos han sido amigos de Dios porque lo trataban con frecuencia.

JUNTO A NOSOTROS

Jesús está continuamente junto a nosotros, pero no nos damos cuenta. La fe hace que le veamos sin verle. Que le hablemos aunque parezca que no responde.

El Señor siempre contesta. Lo que ocurre es que hay que descubrir la forma en la que habla.

JUGAR LA CHAMPIONS

Si queremos ganar rápidamente en amistad con Él, lo mejor es que le recibamos todos los días. Se ha quedado en la Eucaristía para hacernos amigos suyos.

Si en la Comunión lo tratamos bien no sólo estaremos en Primera, sino que jugaremos en el mismo equipo de Dios.

Vamos a decirle a Jesús que nosotros queremos recibirle como lo recibió la Virgen.

jueves, 22 de abril de 2021

LA BOLSA Y LA VIDA


 PERSONAS GENEROSAS


Aunque parezca mentira el mundo está lleno de gente generosa. Que dan sin buscar interés: porque ellos son buenos y nos quieren.

Hay personas que son capaces de prestarnos dinero, o de invitarnos a comer.

Gente que pierde un fin de semana para dedicarnos tiempo. Se trata de gente normal pero que tiene buen corazón. Hay muchos así.

PERSONALIDADES

En el mundo también hay personalidades que son referentes: por las cosas que dicen, por cómo viven. Estos no son tantos.

Y de entre esos, incluso hay quienes se sacrifican por defender un ideal, o a su país. Y estos son ya más escasos.

LA BOLSA

En general la gente suele ser generosa hasta llegado un límite. Ese límite para muchas personas suele ser el «bolsillo». Dicen: «con las cosas de comer no se juega».

Por eso un refrán con una cierta ironía aclara: «mucho te quiero, perrito, pero pan poquito».

Sin embargo Dios es capaz de vaciarse por nosotros: nos entrega todo lo que tiene. Explica San Juan que Dios nos ha tenido un amor tan grande que nos ha hecho sus hijos, y nos da todo lo suyo (cfr. 1Jn 3,1–2: Segunda lectura de la Misa)

¿QUIÉN DA MÁS?

Por eso al hablar de si mismo Jesús dice que Él es un pastor que da la vida por sus ovejas (cfr. Jn 10, 11–18: Evangelio de la Misa de hoy)

Dios no sólo nos ha dado todo lo que el posee, sino que quiso entregar su vida por nosotros. Y para eso nació, y murió con una muerte horrible.

A pesar de todo esto, hay personas que en su vida diaria no cuentan con Dios, incluso lo desechan como hicieron muchos judíos, y sin embargo la vida sin Él no tiene sentido: Jesús es la «piedra angular», y sin su ayuda todo se tambalea (cfr. Hch 8,4–12: Segunda lectura de la Misa y Salmo responsorial: 22).

viernes, 16 de abril de 2021

MENTIROSOS


Jesús les dice a los discípulos que estaba profetizado que el Mesías padecería, resucitaría al tercer día, «y en su nombre se predicara la conversión» (Lc 24,47: Evangelio de la Misa de hoy).


HABLAR DE CONVERSIÓN

Por eso nosotros los cristianos después de la Resurrección hablamos de «conversión». Así lo hace San Pedro: «arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados» (Hch 3,19: Primera lectura de la Misa).

¿PECADOS?

¿Es que en pleno siglo XXI se puede hablar de pecados? Nosotros estamos acostumbrados a oír –en los medios de comunicación– las cosas que los demás hacen mal, pero al parecer nadie se arrepiente de nada. El mal es lo que hacen los otros.

EN NUESTRO CORAZÓN

Duele decirlo pero el mal habita en nuestro corazón. La línea divisoria entre el bien y el mal no está fuera de nosotros. No es que haya «buenos y malos»: sino que en ocasiones actuamos bien y otras veces no.

A veces seguimos los mandatos del Señor, pero otras somos mentirosos, como dice San Juan (cfr. 1Jn 2,1–5: Segunda lectura de la Misa).

NO PASAR PÁGINA

Se trata de que no pasemos página. Como si el mal se arreglara ignorándolo. Lo que hemos de hacer es borrar la página acudiendo al Sacramento de la Misericordia de Dios: con el agua que brotó de su corazón traspasado Jesús nos limpia mediante la Confesión.

Entonces podremos decir con el Salmo (4,9: Responsorial de la Misa): «en paz me acuesto y en seguida me duermo, porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo»

REFUGIO DE LOS MENTIROSOS

Al rezarle a la Virgen podemos decirle: ruega por nosotros, mentirosos, para que nos convirtamos.

viernes, 9 de abril de 2021

LO MEJOR DE DIOS

 


De lo que Dios está más orgulloso es de su misericordia, de su bondad. Ese es su gran atributo. Todas sus obras están coronadas por su Misericordia.


-Señor te damos gracias por tu bondad, porque es eterna tu misericordia (cfr. Sal 117: responsorial).

El gran poder de Dios es su amor. Por eso perdona siempre. Nos ama tanto que su misericordia actúa si le dejamos.

Eso es lo que realmente vence al mundo. No la violencia o el egoísmo, sino el amor de Dios que se nos manifiesta en la cruz. Esa es la fuente de donde sale su Misericordia (cfr. 1Jn 5,1-6: Segunda lectura).

LA FUERZA DE LA CRUZ

Catalina de Emerich cuenta como, cuando Jesús estaba clavado en la cruz, había un centurión al mando de los soldados que estaban allí. Se llamaba Abenadar.

Tenía los ojos fijos en el cuerpo destrozado del Señor. Había presenciado como perdonaba a sus enemigos. Sintió una profunda emoción.

Cuando Jesús murió y tembló la tierra, la gracia iluminó a Abenadar. Su corazón, orgulloso y duro, se partió como la roca del Calvario; tiró su lanza y dijo: "¡Bendito sea el Dios Todopoderoso, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; éste era justo; es verdaderamente el Hijo de Dios!".

Muchos soldados, al oír las palabras de su jefe, hicieron como él. Abenadar, convertido del todo, dio su caballo y su lanza a Casio, el segundo oficial y se fue en busca de los discípulos del Señor para anunciarles la muerte del Salvador.

VIVIR TRANQUILO

Dios quiere nuestra felicidad, que vivamos tranquilos, serenos. Y una de las cosas que nos dan más paz es pensar en la misericordia de Dios.

Cuenta el Evangelio como los Apóstoles se alegraron al verle resucitado. Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: paz a vosotros.

Con gran poder los Apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús (Hch 4,32-35: Primera lectura).

Saber lo bien que está dispuesto el Señor ante nuestros errores, aunque hayamos hecho una barbaridad nos ayuda mucho. Dios aplica su misericordia según las necesidades de cada uno.

La humanidad no encontrará la paz hasta que no vaya a la fuente de mi misericordia.

LA VISIÓN DE FAUSTINA

El Señor quiso que el mundo conociera su Misericordia a través de las revelaciones hechas a una santa, Faustina Kowalska.

En una ocasión le decía: «las almas me reconocen como Santo y como Justo, pero no tienen confianza en mi bondad. Y le daba un encargo: Anuncia que la Misericordia es el mayor atributo de Dios».

Una tarde, estando en su celda vio al Señor vestido de blanco y con una mano levantada para bendecir mientras la otra estaba pegada al pecho. De su vestido salían dos rayos, uno rojo y otro blanco o claro.

El Señor le encargó pintar la imagen de la visión y que debajo pusiera escrito: Jesús confío en Ti!

Y le dijo el Señor: prometo que el alma que adore esta imagen no se perderá. Prometo la victoria sobre el enemigo en esta tierra y en particular en el momento de la muerte. Yo mismo lo defenderé.

ROJO Y BLANCO

Hablando del Señor nos dice san Juan: Este es el que vino por el agua y por la sangre: Jesucristo; no solamente con el agua, sino con el agua y con la sangre.

Los dos rayos de esa visión representan el Agua y la Sangre. El rayo blanco es el Agua que justifica las almas. El rojo es la Sangre que representa la vida para el alma.

Los dos salen del costado de Jesús después de que la lanza le atravesara el corazón. Representan la confesión y la Eucaristía.

UN CASO REAL

Faustina también cuenta como un día que entró a rezar en la capilla, Jesús le dijo: hija mía ayúdame a salvar un pecador en agonía.

Empezó a rezar la oración a la Divina Misericordia y vio a una persona que se estaba muriendo y que luchaba en su interior.

Su Ángel custodio lo defendía, pero parecía que no podía hacer nada ante la enorme miseria de esa persona. También vio como una multitud de demonios estaban esperando para llevarse aquella alma al infierno.

Mientras rezaba esa oración vio la imagen de Jesús con los dos rayos que salían de su Corazón tocando al enfermo y los diablos que se iban rápidamente. Entonces el enfermo expiró serenamente.

La oración que el Señor le pidió que rezare era esta:-Oh Sangre y Agua que sales del corazón de Jesús como fuente de misericordia por nosotros, confío en ti!

Cuando reces, le dijo Jesús, esta oración con el corazón arrepentido y con fe por cualquier pecador, le concederé la gracia de la conversión.

Vamos a decírsela ahora para que salve a los que van a morir hoy.

CARLOS Y JOSÉ

Esta fiesta la instituyó Juan Pablo II. Y en vísperas de ella, el Papa Grande se nos fue al cielo.

El Papa es el vicecristo. El Padre de todos los cristianos. A través del Papa la misericordia de Dios se hace presente.

Decía una persona que, estando en la plaza de san Pedro, al finalizar una de las ceremonias multitudinarias, pasó el Papa Benedicto en coche. Le impresionó comprobar la mirada que tenía de comprensión y cariño al mirar a la gente.

Así es Jesús. Así es también la Virgen, por algo la invocamos como Madre de Misericordia.

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