viernes, 7 de noviembre de 2014

VISA DE ORO

La Visa de oro
En una ocasión me escribía Matilde: Sabes, soy muy soñadora y en mis fantasías siempre estaba a mi lado un arquitecto. Mi madre a veces me preguntaba... "¿Tú por qué no tienes novio?" Y yo le decía: "Mamá, es que no hay ninguno que merezca la pena, los hombres están asustados con esta nueva generación de mujeres y no quieren compromisos. Yo además busco a uno que me ponga la visa de Oro y con el que no me tenga que preocupar por nada."

Y sigue diciendo Matilde: –Fernando no me ha dado una visa de oro, pero el oro lo tengo en él. Cuando algo me estresa siempre me dice: "Tú no te preocupes por nada en esta vida" eso me da una seguridad infinita. Me encanta.

Le pregunté a Matilde qué Evangelio quería para la boda: –Sin dudarlo, a mí siempre me ha marcado mucho "La parábola de los talentos". Siempre he querido ser más, dar más, no me he conformado nunca: lo mío ha sido trabajar y esforzarme. He tenido el mejor ejemplo en mi casa, en mi padre que era un número uno, y en la entrega de mi madre. 

Lo que pasa es que la parábola de los talentos tiene que ver más con la Visa de oro que con una boda, y entonces hemos tenido que elegir otro Evangelio: el Reino de los cielos se parece a uno que edificó su casa sobre roca.

El matrimonio es como el hormigón armado
Y tratándose de la boda de un arquitecto  –que me perdone Matilde– lo más poético que se me ocurre es comparar al matrimonio con el hormigón armado. Como sabéis por Wikipedia el hormigón es un elemento estructural que resiste mal la tracción. El hormigón resiste mal la tensión. Cuando se le estirara se vuelve muy vulnerable. Y esto es lo que nos sucede a los varones, que parecemos fuertes pero con frecuencia nos venimos abajo.

Por eso Fernando cuando vio a Matilde pensaría lo mismo que hubiera pensado el «Hormigón» cuando conoció a la «Acero». En este caso dijo el novio de esta boda: «en cuanto la vi me encantó: es arte, carácter. Desde que la conocí no he parado de reirme, incluso cuando discutimos, que discutimos muy poco»

Bien empezamos. Y «lo que bien empieza, bien continua». Porque –en este caso– acabar, no acabará. Lo hemos leído en la Primera lectura ( cfr. 1 Cor 12, 31s). Ya lo diría San Pablo si estuviera aquí: «el hormigón armado no acaba nunca». Porque el amor es la fuerza de dos que no quieren separarse. Y como les gusta decir a los arquitectos: "en los  momentos difíciles lo que conviene hacer es reparar no separar".

La historia de un SMS
Pero todo esto tiene su historia, me contaba Matilde: Una mañana Vero y yo nos acicalamos –como manda la tradición en el Domingo de Ramos, aunque sin estreno de ropa– y nos echamos a la calle.

Y como Jesús entró en Jerusalén aquel día, así entró Fernando en mi vida. Por la puerta grande y entre multitudes, porque Sevilla estaba abarrotá, la semana más grande del año. Y terminamos, de una manera muy sevillana, tomando unas cervecitas en el Tremendo. Lucía que hoy vive en Singapur, al día siguiente me insinuaba: "me encantaría... Hacéis una pareja ... Qué ilusión me haría..." .

Y me seguía contando Matilde: Después de ese Domingo de Ramos, pasaron más domingos sin vernos. Y un día –empujada también por mi amiga Lucía– le puse un mensaje a Fernando, por sí le apetecía tomar algo. Su respuesta fue: –En media hora estoy ahí.

Y sin darnos cuenta, pasó una estación y otra, y las cuatro... Fernando las iba contando todas, hasta que hicimos un año, dos, tres. Tan fácil que parece que llevamos juntos toda una vida. Alguna vez le he preguntado a Fernando que si no le hubiera escrito yo un SMS que si me hubiera llamado él alguna vez. Y me dijo que no. Porque es tímido y estaba escarmentado con otras. Sin embargo vino aquel día.

Un anillo en forma de balón
Y aquí estamos... Según ha declarado Matilde en una entrevista a la prensa: El pasado noviembre, Concha, la madre de Fernando, me invitó a una Gala benéfica, sin saber que me invitaba también a formar parte de su familia. Allí, tuve la suerte de coger el balón de balocesto que Romay lanzó a la grada. Y decidimos casarnos. ¡Qué buen balón cogí! Qué puntería! 

Era domingo –como el día que nos conocimos– y Fernando me dijo: "Me da vergüenza no haberte comprado un anillo, como tú te mereces... Le respondí:  "Para mi tú eres mi anillo que encaja a la perfección".

Y termina diciendo la novia: Se me saltaron las lágrimas. Igual que a los 16 años cuando vi el Partenón, y sentí el Síndrome de Sthendal. Lloré sin saber que me ocurría: sublime.

Ya se ve que Matilde es una artista romántica, igual que el Parque de Maria Luisa, donde vivió en la infancia: todo un regalo del Cielo. Vivir en la Torre norte de la Plaza de España.

Romanticismo disciplinado
Los que conocen a Fernando y Matilde dicen que hacen un tándem perfecto. Podíamos definirlo Arte y Arquitectura. O lo que es lo mismo Romanticismo y disciplina. Efectivamente, Fernando trabaja cuidando los detalles, sin cansancio. Tiene la delicadeza y la paciencia de un chino: toda la disciplina minuciosa de siglos.Y Matilde es espontánea y alegre, como la primavera sevillana.

Leyendo –hace unos años– unos poemas, me encontré con un texto que decía que la más maravillosa de la belleza es un romanticismo disciplinado. Y esto es lo que forman esta pareja. Y en esto consiste la armonía del amor: de dos cosas hacer una.  

Tenemos muy presente a Alfredo padre. Hay que ver cómo le quería la gente, porque casi todos sus amigos están aquí en la boda acompañándonos. Me acuerdo que en una ocasión le presté  una semblanza –que había escrito una periodista famosa– sobre San Josemaría. Y después de leerla me dijo que le había impresionado la figura de D. Álvaro del Portillo, por su fidelidad en los momentos duros. Efectivamente esto es lo que le hizo ser un hombre de una pieza. Por eso la Iglesia ha beatificado a D. Álvaro, recientemente. Tenemos aquí a la Virgen, que que ha dejado el Valle para vestirse de La Candelaria. Seguro que Alfredo padre, le estará pidiendo a Ella por los nuevos esposos: para que les consiga una fidelidad llena de alegría.

IGLESIA DE SAN NICOLÁS 
 Sevilla, sábado 25 de octubre de 2014, a las 13:00





–PRIMERA LECTURA
Tb 8,4b-8: Haznos llegar juntos a la vejez
(378. del Ritual)

–SALMO
Sal 33: Bendigo al Señor en todo momento  
(404. del Ritual )

–SEGUNDA LECTURA
1Co 12,31-13,8a: Si no tengo amor, de nada me sirve
(389. del Ritual)

–EVANGELIO
 Mt 7,21.24-29: Edificó su casa sobre roca
(412. del Ritual)               
                             

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