Algunos dicen: Jesucristo sí, Iglesia no. Que
es lo mismo que decir que Jesucristo no es Dios.
Los cristianos creemos que el Señor ha resucitado y
que vive porque es Dios. En el Evangelio nos dice que es «el camino»
(Misa de hoy: Jn 14,1-12).
Esto es así: Jesucristo es el camino que nos
conduce al cielo pasando por Roma.
Es impensable que el Señor hubiera fundado una Iglesia
y se le hubiera ido de las manos. La Iglesia de Jesucristo no ha cambiado,
porque la sigue gobernando su cabeza, que es Cristo.
Y el romano pontífice es su representante, por eso
escribe San Pedro, como primer Papa, que Jesús es la «piedra angular»
del edificio de la Iglesia (Segunda lectura de la Misa: 1P 2,4-9).
Ese Templo del Espíritu Santo, que es la Iglesia
también tiene otras «piedras vivas», que somos cada uno de nosotros.
También hay columnas que son los Apóstoles, los
primeros obispos.
Como en cualquier familia, también en la Iglesia de
Jesucristo, desde el primer momento hubo distintas sensibilidades (Primera
lectura: Hch 6, 1–7).
Pero eso no es ningún problema, porque el Señor eso
nos gobierna a través de los pastores de la Iglesia.
Por eso los que creemos decimos: Jesucristo sí, obispos también.
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