lunes, 23 de febrero de 2009

LA OPERACION (MIERCOLES CENIZA)

Dedicado a Carmen Fernández Fernández

El Señor decía que cuando vayamos a orar, a dar limosna, o a hacer penitencia, no hagamos como los hipócritas que se fijan en las cosas exteriores (Evangelio de la Misa: cfr. Mt 6, 1-18), pero que su corazón estaba lejos de Dios (primera lectura de la Misa: cfr. Joel 2, 12.).

CAMBIO EN LO FUNDAMENTAL

Lo importante no es hacer cosas externas sino cambiar por dentro. Nos pide que cambiemos de corazón (versículo antes del Evangelio: cfr. Salmo 94, 8AB), que le amemos con un corazón nuevo. Desea hacernos un trasplante.

No quiere que nuestra cuaresma se reduzca a hacer unas cuantas cosas: recibir la ceniza, comer menos y no tomar carne los viernes.

Hay cosas que el Señor quiere que realicemos y otras que dejemos de hacer. Pero no busca un cambio superficial.

ECHARLE CORAZÓN A LA CENIZA

Cambiar el corazón consiste en darse cuenta de que todo lo que está al margen de Dios es ceniza. Sin Él no somos nada. Muchas veces hemos buscado la felicidad lejos de Dios.

Y lo que el Señor quiere de nosotros es que volvamos a Él, que tengamos un corazón arrepentido. Quiere decir que nos duelan nuestros pecados, no tanto por haber fallado nosotros, sino por haber huido de Él.

VOLVER AL PADRE PRÓDIGO

Y donde volvemos de verdad a Dios es en la Confesión, donde nuestro dolor se hace auténtico. Por eso dice San Pablo «en nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios» (segunda lectura de la Misa. Cfr. 2 Cor 5, 20-6, 2). Y también con pequeñas obras de oración, ayuno, y limosna volvemos a Dios, porque se convierten en manifestación del amor que le tenemos.

EL CIRUJANO Y SU MADRE

Pero no nos empeñemos en hacer nosotros las cosas solos: dejemos actuar al Señor, Él es nuestro cirujano Salmo Responsorial: Cfr. Salmo 50: «Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro».

Él hace todo mejor que nosotros. Es verdad que lo más importante de la Cuaresma es que nos convirtamos, que cambiemos de vida. Pero esto no lo conseguiremos con nuestras fuerzas: habrá que pedirlo, y poner lo que esté de nuestra parte.

La Virgen como buena madre está esperando que volvamos a Dios, y nos ayudará si se lo pedimos.

jueves, 19 de febrero de 2009

LO NUNCA VISTO (VII Domingo T.O. Ciclo B)

Isaías habla de que el Señor hará prodigios. Y estos milagros los hizo Jesús. En el Evangelio (de la Misa de hoy: cfr. Mc 2, 1-12) se nos habla de cómo un paralítico empieza a andar: incluso se lleva su propia camilla. Y lo curioso es que el enfermo no tenía fe, sino los amigos que le llevaron.

Pero Jesús también cura a leprosos, resucita a muertos, y da de comer a miles de personas con unos poco alimentos. También en nuestro tiempo el Señor sigue haciendo milagros. Uno de los que más impresionante es el del cojo de Calanda. Está bastante bien documentado este milagro que ocurrió en España: hay libros sobre él.
Se ha dicho que todos los incrédulos habían pedido siempre, como un desafío a los creyentes, el milagro de ver cómo una pierna o un brazo eran reimplantados. Cuando Zola estuvo en Lourdes dijo con ironía: «Veo muchas muletas y ninguna pata de palo. Hacedme ver una pata de palo y entonces creeré en los milagros». Sin embargo eso ya había sucedido, por intercesión de la Virgen, en Calanda.

En ese lugar pobre y remoto, entre las 10,10 y las 10,30 de la noche del 29 de marzo de 1640, al campesino Miguel Juan Pellicer, de veintitrés años, le fue 'reimplantada' la pierna derecha, repentina y definitivamente. Un carro se la había destrozado, luego se le gangrenó y en el hospital público de Zaragoza se la amputaron, por debajo de la rodilla, a finales de octubre de 1637. Cirujano y enfermeros cauterizaron posteriormente el muñón con un hierro al rojo vivo.

Todo esto nos sirve para ver cómo el Señor interviene de forma extraordinaria, cuando Él lo ve oportuno. Pero también es bueno pensar que ordinariamente manifiesta su poder de forma silenciosa. En la vida corriente, los milagros ordinarios de Dios se multiplican: hay que saber descubrirlos para darle gracias al Señor.


jueves, 5 de febrero de 2009

¡CUÁNTA LUCHA! (V DOMINGO CICLO B)

Con frecuencia nos topamos con gente que tiene algún problema. Ahora, ante la situación económica actual, es fácil que haya personas que estén pasando agobios de ese tipo o de otro.

El miércoles pasado me llamó un amigo que está esperando el cuarto hijo. En los tiempos que corren, eso es algo que dice mucho de la generosidad de este matrimonio.
Y me llamaba porque al niño le han diagnosticado un problema serio de corazón. Quería que le diera alguna explicación como sacerdote, porque estaba bastante enfadado con Dios.

UN VALLE DE LÁGRIMAS

Y es que la vida del hombre sobre la tierra está llena de complicaciones. Como las madres - que van de acá para allá, con los niños siempre encima y las tareas - que dicen: "¡cuánta lucha!"

Precisamente la Sagrada Escritura nos habla de Job, que es como el prototipo del hombre en tiempos de crisis: le pasó de todo.

En la primera lectura Job nos dice que se sentía como esclavo que suspira por la sombra. Es muy expresivo porque es fácil imaginarse un esclavo asfixiado por el calor, y buscando la sombra de una palmera, o como jornalero que espera su salario, indicando así el agobio de no llegar a fin de mes (Jb 7,1-4.6-7: primera lectura de la Misa).

FE ANTE LAS LÁGRIMAS

Ante estas situaciones difíciles se puede reaccionar de distintas maneras: dramatizar, tomándose las cosas a la tremenda; o por el contrario fiarse de Dios, que saca bien del mal.

Debemos fiarnos del Señor. Por eso le decimos ahora con el salmo: Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados (Sal 146, responsorial).

Esta semana pasada se nos fue al Cielo un sacerdote. Cuando le dijeron que tenía una enfermedad seria, su reacción fueron unas palabras de san Pablo: para mí, morir es una ganancia.

Confiaba mucho en Dios. El miércoles, que ya estaba muy mal, le dijeron que estaban rezando por él. Respondió que apretasen porque ya faltaba poco, como así fue: murió el domingo pasado. Ha sido un ejemplo para los demás por la confianza que tenía en el Señor, su serenidad ante el dolor.

Confiar en Dios vale la pena. La prueba de cómo es su corazón la tenemos en Jesús. No permanece impasible ante las dificultades de los que le rodean sino que tiene misericordia: el Señor no sólo se compadece de los que tienen enfermedades, sino que los curaba.

DIOS SABE MÁS

Por experiencia sabemos que una enfermedad nos ha servido para valorar más a las personas que tenemos alrededor.

Y además que las contrariedades económicas sirven para unir más a las familias. Pero también puede ocurrir lo contrario: que la enfermedad y las dificultades nos acaben hundiendo.

La actitud del cristiano es la de fiarse de Dios: que no quiere el mal, ni ha inventado la enfermedad, pero que utiliza todo esto en beneficio de los que le aman.

Jesús sabe lo que hace. En cuanto le dicen que la suegra de Pedro está enferma la tomó de la mano y la levantó; le desapareció la fiebre y se puso a servirles.

La gente lo sabía, por eso dice la Escritura que llevaban hasta él a todos los enfermos y a los endemoniados.

Y curó a muchos que padecían diversas enfermedades, y expulsó a muchos demonios (Mc 1, 29-39: Evangelio de la Misa).

HABLA LA EXPERIENCIA

La vida de San Pablo estuvo llena de dificultades –como las de cualquier hombre– pero todo le daba igual con tal de mostrar a todo el mundo el cariño que Dios nos tiene.

El Apóstol experimentó lo que ha hecho el Señor por nosotros, y quiso comunicarlo para que la gente obtuviera la felicidad también en esta tierra (1Co 9,16-19.22-23).

Llegaremos a ser felices no a pesar de las dificultades, sino contando con las dificultades. Así como un árbol se alimenta de todo lo que tiene a su alrededor: hojas muertas, basura…

Así, las dificultades sirven de abono para que nuestra vida dé fruto si contamos con Dios.

La Virgen María es corredentora. Jesús la quiso a su lado junto a la cruz. No sabía del todo el porqué de tanto sufrimiento, pero se fió de Dios.

FORO DE HOMILÍAS

Homilías breves predicables organizadas por tiempo litúrgico, temas, etc.... Muchas se encuentran ampliadas en el Foro de Meditaciones