viernes, 28 de mayo de 2021

SANTÍSIMA TRINIDAD


Bendito sea Dios Padre, y su Hijo unigénito, y el Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia de nosotros (Antífona de entrada).


Así hemos comenzado la Misa: alabando a Dios, que se abaja a querernos como somos, no como Él quiere que seamos. Tiene misericordia de nosotros, asume nuestra miseria, no sólo las cosas buenas que Él nos ha regalado.

LA ALEGRÍA DEL ENAMORADO

Ante el amor lo que te sale es cantar. Es como lo que le sucede a la gente que se enamora: cuando se ven correspondidos explotan de alegría.

Pues, nosotros, al ver el Amor tan grande de Dios, nos volvemos litúrgicos y repetimos lo que han dicho tantos santos durante siglos: A ti gloria y alabanza por los siglos.

Nos sale solo decir con el Aleluya de la Misa: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Y con el salmo: Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

EL AMOR DE DIOS

San Juan nos dice en el Evangelio: tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna (Jn 3, 16-18).

¿Cómo nos podemos imaginar el amor que Dios nos tiene? ¿Cómo podríamos entenderlo?

El amor es tan fuerte que constituye una Persona: Dios Espíritu Santo. El amor entre un hombre y una mujer es tan fuerte que engendran vida.

También el amor de un padre y una madre representa el amor de Dios. Quizá el amor de madre es el amor más fuerte que se da en esta tierra. Puede ser el más parecido al que Dios nos tiene: porque Dios es Padre y Madre a la vez.

El Señor, como buen Padre, está con nosotros todos los días, no nos deja (cfr. Mt 28,16-20: Evangelio de la Misa).

Por eso entendemos que san Pablo diga que podemos llamar a Dios como llaman los niños judíos a sus padres: ¡Abba! (Padre) (Rm 8,14-17: Segunda lectura).

LA VIDA INTERIOR DE DIOS

La Iglesia nos lleva de la mano para que nos sorprendamos ante este admirable misterio. Tres personas en la más estrecha unidad. Tres personas que se relacionan en una comunión de Amor.

Una Trinidad de Personas que dan y reciben perfectamente durante toda la eternidad. Se quieren para siempre y mucho. Así es la vida interior de Dios.

Qué bien se entienden las palabras de Benedicto XVI cuando dice: Dios no es soledad infinita sino comunión de luz y amor.

Ante un Dios así caemos de rodillas y, la Iglesia, nos recomienda que repitamos una y otra vez: Tibi laus, Tibi gloria, Tibi gratiarum actio in saécula sempiterna. O Beata Trínitas!

Dios se realiza entregándose. A nosotros nos pasa lo mismo. Uno se realiza plenamente cuando se entrega, no cuando se afirma a sí mismo. Esa es la Trinidad, y esa es la vida nuestra.

viernes, 21 de mayo de 2021

PENTECOSTÉS


El día de Pentecostés también se reunieron miles de personas en Jerusalén para celebrar la fiesta de la cosecha, que se tenía cincuenta días después de la Pascua.


Casi todos eran judíos nacidos y educados en países extranjeros; por eso hablaban lenguas distintas.

En ese día los discípulos del Señor estaban reunidos en un mismo lugar, unidos por el miedo, que es lo más penoso que puede unir. Y, de repente, llegó el Amor de Dios (cfr. Hch 2, 1-11: Primera lectura de la Misa).

«Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar» (Hch 2,4). Se llenaron del Espíritu Santo, que produce en el alma los efectos del vino y empezaron a hablar.

De esta manera pasaron aquellos primeros cristianos del miedo y de la tristeza a la ilusión, a la ilusión de la juventud, y así nació la Iglesia (cfr. Prefacio de la Misa de Pentecostés).

LOCUACES

Precisamente uno de los efectos del alcohol es transformar la realidad y hacerte más expansivo. Pues el Amor de Dios, el Espíritu Santo, es como el vino que enardece, ilusiona y nos hace hablar con el lenguaje que la gente entiende, el lenguaje del corazón.

UNA LENGUA ÚNICA

Todos recordamos cómo la civilización antigua levantó una torre que acabó separando a los hombres de Dios, y a los hombres entre sí, porque no hablaban el mismo lenguaje. Eso fue Babel, el orgullo que condujo a la separación.

Es lo contrario de Pentecostés. Porque el Amor de Dios no tiene barreras. Nos lleva a hablar en el lenguaje que todo el mundo entiende: el lenguaje del afecto, del amor.

Pero el lenguaje es un vehículo; lo importante es el contenido. El mensaje que nosotros tenemos que transmitir es que tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su Hijo. Ésta es la maravilla de Dios (cfr. Hch 2, 11).

María está llena del Espíritu Santo. Ella nos lleva al Señor casi sin darnos cuenta. Con Ella el amor a Dios entra solo, como el buen vino, y va directo al corazón.

viernes, 14 de mayo de 2021

EL OSCAR

 EL SEÑOR se encarnó para poder sufrir por nosotros. Porque Dios no podía sufrir, a menos que se hiciese hombre.




El día de la Ascensión (cfr. Hch 1, 1-11: Primera Lectura de la Misa) llegó Jesús a la Gloria y recibió todo el agradecimiento desbordante, que hasta entonces había estado conteniendo el Cielo.

EL PREMIO

El día que Jesús entró en el Cielo fue como una explosión de alegría. Como cuando llega la primavera, que parece que la naturaleza, de repente, despierta de golpe.

Se abren las flores y se llena el ambiente de aromas. Incluso la gente parece que tiene una alegría que no puede contener y hablan más. Están contentos casi sin esfuerzo.

La primera Navidad fue un día bonito para los hombres, pero Jesús tuvo que pasar frío.

Hoy el Señor también disfruta del momento. Es su día. El día de su Gloria. Dios Padre, que se deshace en cariño y ternura, por la obediencia y la humildad de su Hijo hecho hombre.

Y los Santos que estaban allí con una emoción impresionante: sobrecogidos por un Amor tan fuerte.

EL MEJOR TRABAJO

Un Amor más grande que el dolor y la muerte. El Señor ha transformado esos dos productos del infierno.

Dios, como hace siempre, del mal saca bien, y de un río de maldad saca un océano de cariño.

¡Qué alegría más grande tener un Dios tan bueno! Dice el salmo que el Señor «asciende entre aclamaciones». Dan ganas de estar allí para aplaudir con fuerza (cfr. Sal 46, 2), en agradecimiento por todo lo que ha hecho Jesús por cada uno.

A LA ESPERA DE NUESTRO AÑO

Nosotros también somos hombres. Dentro de unos años llegará el momento de recibir el resultado del jurado por nuestra actuación en este escenario de la tierra.

Lo que más se valorará entonces será el cariño con que hayamos interpretado todo, y si hemos sido capaces de trasformar el mal en bien. Esta es la verdadera ciencia del artista.

El Señor recibió el día de la Ascensión el Óscar al mejor hombre que ha existido. Allí está desde entonces a la derecha de Dios Padre (cfr. Ef 1, 17-23: Segunda Lectura de la Misa). Y nos ha dejado aquí para continuar con su misión (cfr. Mc 16, 15-20: Evangelio de la Misa), que consiste en llevar el secreto de la felicidad a todas las gentes del mundo.

La que más se alegró de la Ascensión fue María. Por fin Jesús gozaba de toda su Gloria. Ella disfrutaría de un recibimiento parecido el día que subió al Cielo. Es la mejor entre todas las mujeres. Supo cumplir su misión. No era para menos, «la Astilla proviene de tal Palo».

viernes, 7 de mayo de 2021

EL REGALO DE DIOS


Dios ha querido darnos no sólo cosas suyas sino que nos ha dado su propia vida divina (cfr. Evangelio de la Misa de hoy: Jn 15,9–17). Hacernos dioses, para eso murió Jesús en la Cruz, para que recibiésemos ese regalo.

EL REGALADOR

Por eso después de la Resurrección los Apóstoles vieron cosas admirables, como la que sucedió en casa de un señor llamado Cornelio.

Esto es lo que cuenta el libro de los Hechos (Primera lectura de la Misa de hoy: cfr. 10, 25–48).

Se trataba del mayor regalo que pudo hacerse nunca. Y ya se sabe que todos los regalos proceden del Amor.

Por eso fue el Espíritu Santo quien lo realizó, porque es el Amor de Dios.

EL AMOR HECHO PERSONA

El Amor es lo que nos endiosa, porque nos hace parecernos al mismo Dios (cfr. Segunda lectura de la Misa: 1Jn 4,7–10). Y el egoísmo es lo que nos lleva al aislamiento.

EL NEGATIVO DEL POSITIVO

El aislamiento y el egoísmo nos lleva a separarnos de Dios y de los demás. Por eso es muy negativo. Es el negativo de Dios.

Ya se sabe que lo negativo no suma, e incluso resta: esto es lo que sucede cuando nos separamos del Amor de Dios, que nos volvemos fríos, distantes, inflados de nada.

Y no somos felices, porque nosotros no hemos nacido para vivir encerrados en nuestro yo, sino para relacionarnos con los demás, y regalarle lo mejor que tenemos.

domingo, 2 de mayo de 2021

LA CHAMPIONS

 En la actualidad algunos equipos de futbol se juegan su permanencia en Primera División.

No es lo mismo estar jugando con los grandes equipos que bajar al purgatorio de la Segunda.

EN PRIMERA

En el Evangelio (de la Misa de hoy) el Señor nos habla de la permanencia en Primera. Dice Jesús: «permaneced en mí». Jn, 15,4).

Para los cristianos jugar en Primera División es permanecer en Jesucristo.

NO SÓLO EN BBC

Y se permanece en Jesucristo cuando se le tiene presente durante el día. No basta con tenerle presente en los momentos estelares de nuestra vida: Bautismos, Bodas y Comuniones. BBC

TRATO

Si queremos permanecer en el Señor, y no solo ser conocido de BBC hemos de tratarle a menudo. Los santos han sido amigos de Dios porque lo trataban con frecuencia.

JUNTO A NOSOTROS

Jesús está continuamente junto a nosotros, pero no nos damos cuenta. La fe hace que le veamos sin verle. Que le hablemos aunque parezca que no responde.

El Señor siempre contesta. Lo que ocurre es que hay que descubrir la forma en la que habla.

JUGAR LA CHAMPIONS

Si queremos ganar rápidamente en amistad con Él, lo mejor es que le recibamos todos los días. Se ha quedado en la Eucaristía para hacernos amigos suyos.

Si en la Comunión lo tratamos bien no sólo estaremos en Primera, sino que jugaremos en el mismo equipo de Dios.

Vamos a decirle a Jesús que nosotros queremos recibirle como lo recibió la Virgen.

FORO DE HOMILÍAS

Homilías breves predicables organizadas por tiempo litúrgico, temas, etc.... Muchas se encuentran ampliadas en el Foro de Meditaciones