viernes, 28 de octubre de 2011

LA HIPOCRESÍA: EL TRIBUTO QUE EL VICIO PAGA A LA VIRTUD

El Señor se entristece si no actuamos según la verdad. El profeta Malaquías habla de los sacerdotes que no habían seguido su verdadero camino (cf. 1,14b-2, 2b.8-10: Primera lectura de la Misa).

Una pena: eran personas formadas que no daban buen ejemplo. Por desgracia esto siempre ha sucedido. El mismo Jesús decía en su predicación hablando de los fariseos y de los escribas de su tiempo: «Haced y cumplid lo que os dicen; pero no hagáis lo que ellos hacen» (Evangelio de la Misa: Mt 23, 1-12).

Ya se ve que una cosa es hacer y otra decir. Desgraciadamente palabras bonitas podemos decir todos, pero lo importante es la vida de santidad.

Quizá lo peor que se puede decir de un seguidor de Cristo es que su vida no concuerda con lo que cree.

Precisamente es esto lo que más escandaliza a los que no son cristianos: que una cosa sea la teoría y otra la práctica.

LA FUERZA DE LOS SANTOS

También podemos decir que la fuerza de la vida de los santos está en que eran auténticos: vivían lo que creían.

Al vivir cerca de una persona se da uno cuenta de si su vida está llena de teorías o de verdad.

Es una pena que las prácticas religiosas vayan por un lado y la vida por otro. Como si la vida interior no influyera en la exterior.

La falta de conexión entre la fe y la vida es una de las cosas más decepcionantes a la que puede llegar un cristiano.

Hace unos días un político dijo que el que no vive como piensa, acaba pensando como vive. Efectivamente: el que no vive según sus convicciones, ese acaba cambiando sus esquemas mentales, y adaptándolos a su pobre vida.

Y entonces lo que importa es la apariencia. La moralidad es una cosa superficial. Ya no consiste en el arte de vivir, sino en el arte de aparentar.

Por eso se ha dicho muchas que veces que la hipocresía es el tributo que el vicio tiene le paga a la virtud. Ya que no anda en verdad, se abaja a imitar su apariencia.

SOLO VIVEN DE LA IMAGEN

Porque cuando no se vive según las propias convicciones se tiene que acudir a la trampa. Y a esos hombres el Señor les llamaba hipócritas.

La imagen exterior de aquellos hombres era buena, pero por dentro estaban llenos de podredumbre. Jesús llama a los fariseos sepulcros blanqueados: por fuera blancos, pero por dentro llenos de inmundicia.

La hipocresía es la peor enfermedad de un cristiano: la estratagema que lleva a disimular los propios pecados.

Es cierto que hay gente hipócrita, pero también se dan personas transparentes. María era así: como una niña grande, que agradaba a Dios por su autenticidad. Los cristianos seguimos su ejemplo porque es nuestra Madre.

XXI DOMINGO A

No hay comentarios:

FORO DE HOMILÍAS

Homilías breves predicables organizadas por tiempo litúrgico, temas, etc.... Muchas se encuentran ampliadas en el Foro de Meditaciones