En lo material
Nos dice san Pablo que Dios quiere que todos los hombres
se salven (Segunda Lectura de la Misa: cfr. Tm 2, 1-8),
todos: los ricos, los pobres y los de clase media. Pero se preocupa
especialmente de los más necesitados, como hacen los padres de la tierra (cfr.
Salmo Responsorial Sal 112, 1ss). Por eso Dios se indigna cuando los
poderosos tratan mal al indigente (cfr. Primera Lectura: Amós 8, 4-7).
San Pablo con bastante sinceridad nos dice que Dios es rico
(2 Cor 8, 9). Esta es la realidad tenemos un Padre que posee el
universo entero, un solar inmenso, con cantidad de propiedades naturales y
edificadas. De Él son, también, todos los animales y la fauna del mar. Posee
una variedad de plantas de lo más diverso. Dios ha creado las puestas de sol de
Granada; también es Dueño de Viñas del Mar y de los rascacielos de New York. La
estatua de la Libertad es suya.
Tenemos que agradecerle al Señor vivir en este tiempo tan
maravilloso, donde nos podemos comunicar fácilmente con el rincón más lejano
del planeta a través de internet. Hasta en los poblados más pobres del África
tienen un teléfono móvil e incluso en muchos países de Europa existe la
seguridad social. Puede que hayas visto a una persona que duerme en la calle
acercarse a un cajero automático para sacar dinero. Como dicen algunos estamos
en la época mejor de la historia y casi con toda certeza dentro de un siglo se
habrá erradicado el hambre en el mundo. Hemos de luchar para eso.
Es que Dios es rico y los cristianos han trabajado y
seguimos trabajando para que no haya desigualdades sociales tan grandes. Pues
todavía quedan bolsas de pobres en USA y barrios marginales en São Paulo.
En lo espiritual
Hay personas que carecen de riqueza material pero tienen
una riqueza interior grande: son inteligentes, buenas, sensibles, amables. Sin
embargo, Dios además de ser rico, materialmente hablando, posee un caudal
espiritual desbordante. Es inmensamente feliz: maravillosamente completo.
Tenemos la suerte de poseer un Padre así, y heredaremos
todo lo de Él. Los que están en el cielo poseen ya una calidad humana muy
grande: son muy simpáticos, buscan agradarte desinteresadamente, y la alegría
le sale por los poros. Todas esas cualidades las recibieron de Dios, y ahora
son santos, con una perfección muy agradable para los demás.
También a nosotros nos gustaría no carecer de nada, y se lo
decimos a nuestro Señor con las siete peticiones del Padrenuestro, seguros que
nos escucha... Es más, Él mismo Dios, nos sugiere esa oración, porque sabe que
somos criaturas muy necesitadas, sobre todo en lo espiritual, porque en lo
material acabamos buscándonos la vida.
Se hizo pobre para enriquecernos
Nos dice san Pablo que Dios, siendo rico, se hizo pobre
por nuestro amor (2 Cor 8, 9). Es capaz de prescindir de lo suyo
con tal de que nosotros tengamos mejor calidad de vida. Al Señor le desagradan
los egoístas, porque Él mismo se ha desvivido por ellos. Personas que en vez de
servirse del dinero sirven al dinero, como si fuese su señor (cfr. Evangelio
de la Misa: Lc 16, 13).
Un propósito: intentar ayudar a los demás con nuestros talentos. El que cante bien, que lo haga para hacer feliz a los que le rodean sin creerse un divo; el que tiene dinero, que sea generoso en las necesidades de los otros; el jubilado, que emplee su tiempo en servir gratis; el sacerdote, que se ponga en el confesonario; el casado, que manifieste su alegría y delicadeza sobre todo en casa.
Así podemos hacer de este mundo un lugar donde nos
volveremos ricos con la generosidad de los demás.
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25º C
-Primera Lectura
Contra los que “compran al indigente por
plata”
Amós 8, 4-7
-Salmo Responsorial
Alabad al Señor, que alza al pobre.
Sal 112, 1ss
-Segunda Lectura
Que se hagan oraciones por toda la humanidad
a Dios, que quiere que todos los hombres se salven
Tm 2, 1-8
-Aleluya
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre
para enriqueceros con su pobreza.
2 Cor 8, 9
-Evangelio
No podéis servir a Dios y al dinero
Lc 16, 10-13
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