
El paso de Dios
La Pasión, muerte y resurrección de Jesús marcó un antes y un después. Por eso, por poco que nos empeñemos, meditando despacio lo que ocurrió, saldremos de estos días mejor de como estamos ahora. Dios no sólo quiso
hacerse hombre, sino que decidió implicarse en la vida humana. Aunque sabía que, si
se portaba con sinceridad, con Verdad, la malicia de los hombres acabarían con
su vida. Aceptó esa
humillación, sabía que los hombres se portarían así, y no obstante consintió
que los seres humanos lo trataran con saña, con una vileza increíble.
Esto, a simple
vista, no se entiende bien. Incluso, aunque lo
medites en la presencia de Dios, no
es fácil comprender porqué quiso llegar hasta ese extremo y pasarlo tan mal. El paso del Señor por la tierra fue un camino
sangriento, un vía crucis. Y precisamente con su Sangre nosotros nos íbamos a
salvar de la esclavitud de nuestros
pecados.