Austeridad del corazón
El
Señor decía que cuando vayamos a orar, a dar limosna, o hacer penitencia, no
hagamos como los hipócritas que se fijan en las cosas exteriores (Evangelio de
la Misa: cfr. Mt 6, 1-18), pero que
su corazón estaba lejos de Dios (primera lectura de la Misa: cfr. Joel 2, 12.).
Lo
importante no es hacer cosas externas sino cambiar por dentro. Nos pide que
cambiemos de corazón (versículo antes del Evangelio: cf. Sal 94, 8AB). Que le amemos con un corazón nuevo. Desea hacernos un
trasplante.
No
quiere que nuestra cuaresma se reduzca a hacer unas cuantas cosas: recibir la
ceniza, comer menos y no tomar carne los viernes.
Hay
cosas que el Señor quiere que realicemos y otras que dejemos de hacer. Pero no
busca un cambio superficial.
Recortes
La
austeridad de corazón consiste en darse cuenta de que todo lo que está al margen de Dios es ceniza. Sin Él no somos nada.
Muchas veces hemos buscado la felicidad lejos de Dios. Por eso hemos de
recortar
Y
lo que el Señor quiere de nosotros es que volvamos a Él, que tengamos un
corazón arrepentido. Quiere decir que nos duelan nuestros pecados, no tanto por
haber fallado nosotros, sino por haber huido de Él.
Reformas sustanciales
Y
donde volvemos de verdad a Dios es el la Confesión, donde nuestro dolor se hace
auténtico. Por eso dice San Pablo «en
nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios» (segunda lectura
de la Misa: cf. 2 Cor 5, 20-6,
2).
Y
también con pequeñas obras de oración,
ayuno, y limosna volvemos a Dios, porque se convierten en manifestación del
amor que le tenemos.
La economía divina
Pero
no nos empeñemos en hacer nosotros las cosas solos: dejemos actuar al Señor, Responsorial:
cf. Sal 50: «Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro».
Él
hace todo mejor que nosotros. Es verdad que lo más importante de la
Cuaresma es que nos convirtamos, que
cambiemos de vida. Pero esto no lo conseguiremos con nuestras fuerzas: habrá
que pedirlo, y poner lo que esté de
nuestra parte.
La
Virgen como buena madre está esperando que volvamos a Dios, y nos ayudará si se
lo pedimos.
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