Resulta curioso que siendo uno de los Apóstoles que más escribió, no nos trasmitiera más cosas de la vida de Jesús.
Conocía perfectamente todas las anécdotas que cuentan los Evangelistas, había tratado a los que protagonizaron muchos de esos sucesos, y sin embargo San Pablo no cuenta casi nada de la vida del Señor.
Conocía perfectamente todas las anécdotas que cuentan los Evangelistas, había tratado a los que protagonizaron muchos de esos sucesos, y sin embargo San Pablo no cuenta casi nada de la vida del Señor.
Pues, aunque a nosotros nos parezca extraño, la explicación es bastante sencilla: el Apóstol no trataba a Jesús como a un «simple personaje histórico» porque, para él, no era sólo alguien que vivió (1).
San Pablo trataba a Jesús como una persona viva. Si se actúa así lo más importante es el presente, lo que el Señor está haciendo ahora. Cristo vive en la actualidad.
Precisamente la fe cristiana que enseñaron los Apóstoles se basa en la resurrección de Jesús (Primera lectura de la Misa: Hch 2,14. 22-33)
También San Pedro (Segunda lectura de la Misa: cfr. 1 P 1, 17-21) de cómo Jesús nos liberó muriendo y resucitando.
Jesús camina con nosotros. Por eso dice el salmo que nos enseña «el camino de la vida» (Salmo responsorial: Salmo 15, 11).
El domingo de resurrección el Señor se hizo visible a «dos» de lo discípulos cuando marchaban tristones.
Aquellos lo reconocieron cuando Jesús partió el pan y se lo entregó (Evangelio de la Misa: Lc 24, 13-35). Hoy en día también hay mucha gente reconoce al Señor la Comunión.
También nosotros «dos» –tú y yo– tenemos que encontrar al Señor: aquí está.
Precisamente la fe cristiana que enseñaron los Apóstoles se basa en la resurrección de Jesús (Primera lectura de la Misa: Hch 2,14. 22-33)
También San Pedro (Segunda lectura de la Misa: cfr. 1 P 1, 17-21) de cómo Jesús nos liberó muriendo y resucitando.
Jesús camina con nosotros. Por eso dice el salmo que nos enseña «el camino de la vida» (Salmo responsorial: Salmo 15, 11).
El domingo de resurrección el Señor se hizo visible a «dos» de lo discípulos cuando marchaban tristones.
Aquellos lo reconocieron cuando Jesús partió el pan y se lo entregó (Evangelio de la Misa: Lc 24, 13-35). Hoy en día también hay mucha gente reconoce al Señor la Comunión.
También nosotros «dos» –tú y yo– tenemos que encontrar al Señor: aquí está.
(1) Cfr. Ronald A. KNOX, Tiempos y fiestas del año litúrgico, Rialp (Patmos, 117), Madrid 1964, pp. 309-323.
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