Al Espíritu Santo se le puede llamar de muchas formas. Nuestro Señor le da el titulo de «Paráclito» esto es el Abogado Defensor, o también el Consejero, o Asistente.
Todos esos nombres son apropiados para designar al Amor de Dios. Es lógico, que una persona que nos quiera nos defienda y nos ayude, y nos aconseje.
Pero además en el Evangelio el Señor explica la función de la Tercera Persona de la Trinidad diciendo que será quien «os vaya recordando todo lo que os he dicho» (Jn 14,26).
Podíamos decir que es como la memoria de almacenamiento y de ejecución de nuestro dispositivo personal.
Y esto es así porque es precisamente el Amor de Dios lo que hace que nosotros funcionemos con rapidez y eficacia.
No es preciso darle muchas vueltas a las cosas: cuando hay pereza y faltas frutos sobrenaturales es que necesitamos ganar en Amor de Dios.
Esto es así. Es cierto que el Señor quiere consolarnos, aconsejarnos, y defendernos, para eso está su Espíritu.
Pero a veces se nos olvida que nuestros esfuerzos tienen que ir encaminados a agradar a personas no como nosotros (cfr. Sal 113 B: Responsorial de la Misa) .
Leemos el libro de los Hechos (cfr. 14, 5-18: Primera lectura de la Misa) como querían algunos ofrecer sacrificios a Pablo y Bernabé, creyendo que eran dioses.
Por eso es bueno que nos recuerden una y otra vez que no es a nosotros a quien debemos dirigir nuestra actuación.
Por eso hemos de pedir en la Comunión ampliación de memoria, que nos da la Tercera Persona de la Trinidad: pentium 103.
Todos esos nombres son apropiados para designar al Amor de Dios. Es lógico, que una persona que nos quiera nos defienda y nos ayude, y nos aconseje.
Pero además en el Evangelio el Señor explica la función de la Tercera Persona de la Trinidad diciendo que será quien «os vaya recordando todo lo que os he dicho» (Jn 14,26).
Podíamos decir que es como la memoria de almacenamiento y de ejecución de nuestro dispositivo personal.
Y esto es así porque es precisamente el Amor de Dios lo que hace que nosotros funcionemos con rapidez y eficacia.
No es preciso darle muchas vueltas a las cosas: cuando hay pereza y faltas frutos sobrenaturales es que necesitamos ganar en Amor de Dios.
Esto es así. Es cierto que el Señor quiere consolarnos, aconsejarnos, y defendernos, para eso está su Espíritu.
Pero a veces se nos olvida que nuestros esfuerzos tienen que ir encaminados a agradar a personas no como nosotros (cfr. Sal 113 B: Responsorial de la Misa) .
Leemos el libro de los Hechos (cfr. 14, 5-18: Primera lectura de la Misa) como querían algunos ofrecer sacrificios a Pablo y Bernabé, creyendo que eran dioses.
Por eso es bueno que nos recuerden una y otra vez que no es a nosotros a quien debemos dirigir nuestra actuación.
Por eso hemos de pedir en la Comunión ampliación de memoria, que nos da la Tercera Persona de la Trinidad: pentium 103.
1 comentario:
hay pereza y faltas frutos sobrenaturales
creo que debe decir:
hay pereza y faltan frutos
Thanks
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