La vida consiste en
tomar decisiones
Ya desde niños vamos ya tomando
decisiones: comernos la verdura, levantarnos puntualmente, poner la mesa... ir
a ver a la abuela aunque no nos dé dinero. Decisiones pequeñas pero que van
haciéndonos por dentro de una forma o de otra.
Desde luego el que se equivoca en el
matrimonio, a la hora de elegir el compañero para toda la vida, falla en un
asunto transcendente. El que yerra en el casar, ya no tiene en qué errar,
dice el refrán, porque si se ha equivocado en esto, lo demás ya no importa
demasiado.
Y a lo largo de nuestra vida hemos
tomando muchas decisiones: cuando son correctas tienen la cualidad de
aumentarnos la felicidad. Acertar en la profesión, en el matrimonio es
importante. Pero son las buenas decisiones en lo pequeño las que se convertirán
en hábitos positivos para acertar también en las importantes.
Nuestras decisiones nos cambian: uno
se hace así mismo según las que va tomando, y la intimidad con Dios nos
facilita acertar en las correctas. En el Antiguo Testamento a las personas que
tenían amistad con el Señor –y Él las orientaba– se les llamaba
"justos". Sus decisiones, al ser tomadas en la presencia de Dios,
eran acertadas, y conseguían mejorarlos, llevar una vida buena, hacerlos
felices.
El Papa Francisco (cfr. VIS
7 mayo 2014) ha hablado sobre el don
de consejo con el Espíritu Santo nos capacita para tomar decisiones concretas
siguiendo la lógica de Dios.
El Espíritu nos ayuda a no caer en el
egoísmo ni en nuestra forma de ver las cosas. ''La condición esencial para
conservar este don es la oración'' ha dicho Francisco, explicando que todos
podemos rezar las oraciones que hemos aprendido de pequeños, pero también
dirigirnos a Dios con nuestras palabras: ''Señor, ayúdame, aconséjame: ¿Qué tengo
que hacer ahora?"
''En la intimidad con Dios y
escuchando su palabra, dejamos de lado, poco a poco, nuestra lógica
personal..." Y
en nosotros madura una sintonía con el Señor que nos lleva, a preguntarnos cual
es su voluntad. Es Dios el que nos aconseja, pero nosotros tenemos que dejarle
espacio para que lo haga. Dar espacio y rezar para que nos ayude siempre''.
El Papa cita el Salmo 16 que dice: "Yahvé
me aconseja; aún de noche me instruye interiormente".
La decisión de San José
José en su vida tomó decisiones
importantes. San Mateo nos cuenta los primeros momentos de la vida de Jesús
desde el punto de vista de san José.
Dicen que las cosas que de verdad nos
preocupan son las que están en el ámbito de nuestra influencia. Nos afecta más
la boda de una hermana que la situación política internacional. Aunque esto último
tenga más transcendencia, a muy pocos le quita el sueño si están alejados del
conflicto. Nadie en España pregunta en el desayuno: –Papá, ¿que te parece
que hagamos con lo de Ucrania?
En el caso de José estos
acontecimientos le afectaron muchísimo pues se trataba de su propia boda. Además
había un asunto de más trascendencia, que tenía que ver con Dios, con su país, con su familia, y sobre
todo con él mismo.
Los preparativos de una boda suelen
ser bastante laboriosos y largos. Preparar la casa y la celebración, teniendo
pocos recursos, requiere tiempo. Mateo nos dice en primer lugar que María era
prometida de José. Según el derecho judío –entonces vigente– María podía ser
llamada ya la mujer de José, aunque aún no se había producido el acto de
recibirla en casa, que iniciaba la vida matrimonial.
Como dice Benedicto XVI, José ha de
suponer que María había roto el compromiso y –según la ley– debe abandonarla.
Pero podía elegir entre hacerlo públicamente o de forma privada: puede llevar a
María ante un tribunal o entregarle una carta privada de repudio. José escoge
el segundo procedimiento para no «denunciarla» (Mt 1,19). En esa
decisión, san Mateo ve un signo de que José era un «hombre justo» (cfr. Jesús
de Nazaret, p. )
Un hombre justo
Que a José se le llame
"justo" (zaddik) no es solo por la decisión que tomó en un
momento. Pues como ocurre también con otras grandes figuras de la Antigua
Alianza a las que se da ese título se le llama así por el conjunto de una vida.
Después de lo que José había
descubierto, trató de interpretar y aplicar la ley de modo "justo". Él
lo hizo con amor, por eso no quiso exponer públicamente a María a la vergüenza
pública. La amaba incluso en el momento de la gran desilusión. Porque José busca
la forma de unir la ley y el amor.
Está claro que ante un asunto
imprevisto y que nos parece humillante la solución es consultar a Dios, para
que nuestras decisiones no puedan volvernos malos. Para entender necesitamos la
fe. Los santos se fiaban del Señor pues los mayores regalos nos los envía
envueltos en papel cruz. Porque ya sabemos como termina esta historia.
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–Primera lectura:
Mirad: la virgen está en
cinta.
Is 7, 10-14
–Segunda lectura:
Jesucristo, de la
estirpe de David, Hijo de Dios.
Rom 1, 18-24
–Evangelio:
Jesús nacerá de María,
desposada con José, hijo de David.
Mt 1, 18-24
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